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Machitos

  • Foto del escritor: Shaira De Avila
    Shaira De Avila
  • 24 feb 2021
  • 2 Min. de lectura

Todos los días se despertaba primero que él para hacer su desayuno. Luego iba por leche a la finca de al lado, y finalmente por agua al pozo. Así era siempre. Lavando, cocinando, planchando, barriendo, limpiando. No paraba, ni se quejaba, era como una máquina.

Lo recibía todas las tardes al volver del trabajo, colocaba la mesa y cenaba a su lado. Pocas veces hablaban y cuando lo hacían el se dirigía a ella de forma imperativa: ¡Tráeme esto! ¡Haz esto! Ella, obediente como perro de pastoreo, complacía todas sus peticiones.


Era domingo, y como de costumbre iban a la caseta a escuchar un buen vallenato y tomarse unas frías. Ahí estaban todos sus amigos. Él, cual campeón la exhibía ante ellos como su trofeo. Ella, siempre sumisa solo sonreía. En medio de todo el relajo, uno de sus amigos la invitó a bailar. Ella se negó. Él le dio una cachetada. Porque a un hombre nunca se le dice que no.


Nadie dijo nada. Es más, cualquiera que hubiese llegado en ese momento no se imaginaría en lo más mínimo que antes de su presencia hubiese ocurrido un acto de violencia. Y, aunque se hubiese enterado habría estado de acuerdo con el golpetazo que se le dio a la dama. Ella solo sobó su mejilla. Él, como de costumbre la mandó a buscar las cervezas, y al cabo de un rato ya estaban todos bebiendo.


El primero en caer al piso fue su verdugo, se retorcía y boqueaba como pez fuera del agua. De su boca brotaba espuma, era una cascada de dolor digna de admirar. La miró, mientras ella solo sonreía plácidamente. La imagen de esa mujer a la que llevaba años denigrando, fue lo último que vieron sus cuencas antes de ser devorado por la oscuridad absoluta. Y luego, cayeron uno a uno los bastardos machistas que cada domingo tenía que aguantar: Aquel tipo que la golpeó, el que le recomendó a su esposo que la mantuviese ocupada todo el día para que no saliera a trabajar, el que siempre que su marido se descuidaba la piropeaba asquerosamente... Todos, uno a uno fueron cayendo, como caerá el patriarcado opresor...



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