Marla Villarreal: Psicóloga, amiga, hermana y humana
- Shaira De Avila

- 6 mar 2021
- 4 Min. de lectura

Si un día te pasas por Bienestar Estudiantil, en el primer piso de bloque 8, con suerte te puedes estar encontrando con una de las psicólogas más risueñas y comprometidas de la Universidad de la Costa. Marla, quien allí posee una oficina un tanto peculiar; de esas que parecen un cuadro pintoresco donde nada concuerda, pero todo encaja, es una mujer comprometida con su labor en beneficio de los estudiantes becados que tiene a su cargo, y que asegura son su tesoro más preciado. Destaca por las cálidas carcajadas que brotan de su pecho ante situaciones jocosas y por tener en cada espacio que puede cualquier cosa que represente Londres, ciudad que espera en algún momento de su ajetreada, pero muy feliz vida, poder visitar. Sin embargo, yendo más allá, su más grande cualidad a resaltar es la pasión con la que se entrega a su trabajo.
Dice, en medio de una charla amena donde deja expuestos sus pensamientos más íntimos, que lo que hace en su labor puede ser tan significativo como para salvarle la vida a alguien.
Se toma la psicología muy en serio, tanto que con ello busca impactar lo suficiente en la vida de los que la rodean como para transformar la visión de mundo que estos tienen. Esta barranquillera de ascendencia árabe, marcado esto en su segundo nombre: Fairuth, es una mujer que está en constante crecimiento personal y busca llevar a los suyos por el mismo camino. Toda la vida ha estado junto a su madre envuelta en labores sociales, las cuales le han permitido sacar de sí misma su lado extrovertido, cálido y voluntarioso. Desde noveno grado ya tenía decidido que quería ser en un futuro: Psicóloga. Sin embargo, fue cuando entró a la universidad que descubrió la posibilidad de inmiscuirse en el ámbito educativo, cosa que desde hace 9 años le ha permitido llevar de forma excelente grupos de estudiantes dentro de la Universidad de la Costa, y a los cuales les puedes preguntar quién es Marla Villarreal y fácilmente la describirán como esa persona que siempre ha estado ahí para apoyarles en los momentos más difíciles. Sin duda, es una persona difícil de olvidar.
Es de las que primero se baña y luego desayuna; de las que prefieren el clima templado antes que el cálido y; sobre todo, de las que no recuerdan con facilidad los nombres, pero sí cualquier situación que le comentes por más mínima que sea. Los fines de semana la puedes encontrar viendo una serie de época o de vikingos, leyendo un libro de Nora Roberts, su escritora favorita, o disfrutando de una cena con su familia. Por quienes siente un aprecio exorbitante. Al mencionar a su madre en sus palabras se percibe el gran lazo que poseen, al igual que con su hermana, a quién le festeja cada logro que alcanza. En ambas, además de la nana de su hermana; a quien considera una tía más, y en sus mascotas, Marla encuentra la felicidad. Aunque, también es su hermana la que conoce sus facetas más rústicas, quien logra verla en los momentos de penumbra donde el malgenio o la impaciencia le han ganado. Porque a diferencia de lo que muchos de sus conocidos pueden creer, Marla no es todo el tiempo risas y alegría, tiene sus espacios de frustración y molestia como cualquier persona. Sin embargo, esto no es obstáculo para despertarse cada mañana, colocar música inglesa y enfrentarse a nuevos retos.
En su entorno laboral la puedes encontrar haciendo de todo, desde estar en reuniones estrictas donde tiene que llevar meticulosamente procesos de oficina, hasta encontrártela en alguno de los salones de bloque 11 haciendo actividades con quienes ella considera sus hijos: Los estudiantes becados. Con ellos se siente como pez dentro del agua, lo denota la elocuencia con la que les habla y en cómo les coloca tanto ímpetu a sus gestos, su movimiento corporal y sus manos para darse a entender. Sin embargo, actualmente ver a Marla en acción es muy poco recurrente, debido a que la pandemia la ha obligado a tener que llevar a cabo su labor desde la virtualidad, situación que pegó fuerte en la vida de muchos, pero que para ella supuso un paso para innovar y buscar herramientas que le permitieran estar más cerca de sus niños, como lo son el café virtual y los viernes de pregunta: Espacios que abre cada tanto para mantener un contacto más fraternal con los suyos.
Es común que, en medio de gratas reuniones donde surgen largas pero muy fructíferas reflexiones, la oigas invitarte a un café virtual, forma en la que llama a las reuniones personalizadas que tiene con cada uno de sus becados, donde fortalece competencias y charla sobre esas situaciones que pueden estar afectando su vida personal y académica. Por otra parte, en los viernes de pregunta hace integraciones entre todos los estudiantes, debate sobre cualquier tema que se le pueda ocurrir y hace sentir cerca a sus niños a pesar de la distancia que ha generado la pandemia.
Y así, va por la universidad prestando su hombro para consuelo, sus contactos para facilitar papeleos, sus risas para amenizar los días y su alto conocimiento a fin de proveer a cualquiera el apoyo que necesite. Porque, aunque su fuerte son los grupos de becados, todo aquel que se pase por su oficina y necesite desahogarse sabe que en Marla encontrará la forma de hacerlo, y saldrá de allí con el estómago lleno de café y maní, pero sobre todo, con una sonrisa en el rostro gracias a que pudo liberarse de la carga que llevaba.
Eso logra Marla en las personas.




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